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Síndrome del Emperador: niños mandones, agresivos y autoritarios

¿Conoces el 'Síndrome del Emperador'?

Los psicólogos educativos ya han denominado Síndrome del Emperador a los 'niños emperadores', que escogen qué comida hay que cocinar, dónde viajará la familia para pasar las vacaciones, la cadena de televisión que se mira en casa, las horas para ir a dormir o para realizar distintas actividades, etcétera. 

En contextos profesionales, el Síndrome del Emperador recibe el nombre de Trastorno de oposición desafiante (TOD).

 

Para conseguir sus propósitos, gritan, amenazan y agreden física y psicológicamente a sus padres. Se podría decir que su nivel madurativo en el ámbito de la empatía (esa capacidad para ponerse en la piel de la otra persona) está subdesarrollado. Por esta razón parece que no sean capaces de experimentar sentimientos como el amor, la culpa, el perdón o la compasión.

Síndrome del Emperador: entrando en la mente del niño autoritario

Este fenómeno ha recibido el nombre de 'Síndrome del Emperador', puesto que los niños emperadores establecen pautas conductuales e interpersonales para privilegiar sus caprichos y exigencias por encima de la autoridad de sus padres o tutores. Quien no acata los imperativos del niño es víctima de escandalosos berrinches y hasta agresiones. 

La violencia que ejercen los hijos hacia sus progenitores, aprendiendo a controlar psicológicamente a éstos, redunda en conseguir que obedezcan y cumplan con sus deseos. Esta característica en la personalidad de los niños también ha recibido el denominativo de “hijos dictadores”, a causa del dominio incontestable que ejercen en el seno familiar.

Características del niño emperador

Los niños emperadores son fácilmente distinguibles: suelen mostrar rasgos de personalidad propios del egocentrismo y tienen una exigua tolerancia a la frustración: no conciben que sus exigencias no sean cumplidas. Estos rasgos no pasan desapercibidos en el entorno familiar, y mucho menos en el escolar, donde sus exigencias pueden ser menos satisfechas. Son niños que no han aprendido a auto-controlarse ni a regular sus propios sentimientos y emociones. Tienen la pericia de conocer las flaquezas de sus padres, a quienes acaban manipulando en base a amenazas, agresiones y argumentos volubles.

Causas biopsicosociales del Síndrome del Emperador

A pesar de que algunas investigaciones han tratado de dilucidar las causas genéticas de este síndrome, lo cierto es que existe un gran consenso entre la comunidad científica acerca de que el Síndrome del Emperador tiene causas de origen psicosocial. De este modo, se señala la decisiva influencia del cambio en el modelo laboral y social, factor que repercute en la cantidad y calidad del tiempo que los padres pueden dedicar a sus hijos.

Muchos psicólogos educativos y psicopedagogos han subrayado que uno de los factores de crianza que pueden desembocar en que el niño adquiera patrones conductuales del Síndrome del Emperador es el escaso tiempo de los padres para educar y establecer normas y límites a sus retoños. Las necesidades económicas y el inestable mercado laboral no ofrece a los tutores el tiempo y espacio necesarios para la crianza, ocasionando un estilo educativo de tipo culpógeno, y siendo proclives a consentir y sobreproteger a los hijos.

 

También suele observarse en estos niños una falta de hábitos familiares afectivos, descuidando la necesidad de jugar e interactuar con los hijos. Socialmente, uno de los problemas que sirve de caldo de cultivo a la conducta egocéntrica infantil es la actitud ultrapermisiva de los adultos hacia los pequeños.